El profesor de Palavé: un legado que sigue vivo
Hoy
quiero aprovechar este espacio para rendir un homenaje muy especial y
profundamente personal: presentarles la memoria de mi querido y adorado padre, el
profesor Rafael Alberto Pérez y Santiago. Más que un maestro, fue un guía, un amigo y
un ejemplo de entrega a su comunidad. Su vida estuvo marcada por la vocación de
educar y por la pasión de sembrar valores en cada estudiante que pasó por sus
aulas. Con estas líneas deseo compartir no solo su legado como educador de
Palavé, sino también el amor, la admiración y el orgullo que siento al
recordarlo. Porque hablar de él es hablar de compromiso, de servicio y de un
corazón que siempre estuvo al lado de su gente.
El
primer maestro de Palavé
Fue
el primer maestro de tiempo completo en la escuela básica fundada en 1970 por
el Consejo Estatal del Azúcar (CEA). En aquellos años, con pupitres sencillos y
paredes de madera, él representaba mucho más que un educador: era consejero,
guía y amigo de las familias que confiaban en él la formación de sus hijos. SISMAP
Para
muchos niños de aquellos años, él no solo fue el que les enseñó a leer y
escribir. Fue quien les mostró que podían soñar con un futuro distinto, que el
esfuerzo rendía frutos y que la honestidad y el respeto debían ser la base de
cada paso en la vida.
Un
homenaje merecido
El
cariño y el reconocimiento de Palavé hacia su maestro fueron tan grandes que la
escuela pasó a llevar su nombre: Escuela Rafael Alberto Pérez y Santiago.
Así, cada generación que pasó y sigue pasando por esas aulas recuerdan que estan aprendiendo
bajo la sombra de un hombre que había sembrado esperanza en terreno fértil.
En la actualidad, la escuela se ha convertido en Liceo Rafael Alberto Pérez, un espacio que abre las puertas a nuevos horizontes para los jóvenes del sector.
Lo
que dicen sus huellas
Exalumnos
y figuras locales resaltan haber estudiado en la Escuela Rafael Alberto
Pérez y Santiago; por ejemplo, una diputada Leyvi Bautista de Santo Domingo
Oeste comparte públicamente que fue estudiante del centro, como mensaje de movilidad
social y orgullo comunitario. N.com
Muchos
exalumnos lo recuerdan con gratitud. “El profesor nos enseñaba más que letras,
nos enseñaba a ser gente de bien”, dicen algunos. Otros destacan su paciencia
con los más tímidos o su alegría al celebrar cada logro de sus estudiantes.
El
legado de Rafael Alberto Pérez Santiago merece no solo ser recordado, sino
celebrado. Una frase que bien podría estar en un mural de la escuela resume su
espíritu:
“Sembrador
de saberes y valores,
cuya huella permanece viva
en cada alumno que aprendió bajo su guía.”
Cada
vez que un niño cruza la puerta del liceo que lleva su nombre, continúa
caminando sobre las huellas de aquel maestro que un día decidió creer en su
gente y en el poder transformador de la educación.
Con este homenaje, PlatodeCarmen honra
la memoria de mi querido y gran padre, un educador que fue mucho más que un
maestro: fue el profesor de Palavé, un ejemplo de entrega y amor a su
comunidad.


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